viernes, 21 de junio de 2013

Jugando a encontrar el tesoro

Hay pocas cosas más atractivas para los niños pequeños que los piratas (bueno, tal vez los ninjas, pero ésa es una discusión tan antigua como el mundo y que no pretendo resolver aquí). Incluso antes de la enorme contribución de Johnny Depp a la mitología, a todos los niños les ha encantado jugar a los piratas desde que Long John Silver zarpó de las páginas de Stevenson. Y, como padre, me encanta ayudar a Sandro a utilizar su imaginación. Quizás le podría comprar parches, espadas de plástico y pintarle cicatrices para disfrazarlo, pero quizás la mejor forma de sumergir a los niños en un juego de bucaneros es preparar una búsqueda del tesoro. ¿Y qué es lo primero que necesitamos para ello? ¡El mapa, por supuesto! Y la cartografía es una empresa muy típica de los frikis, ya sea para una fiesta pirata o una campaña de Cthulhu. 
Esta idea la saqué de un libro, aunque mis primos de Asturias y yo hemos jugado juntos a esto desde muy pequeños (solo que en lugar de piratas éramos espías). 
En principio consiste en realizar un mapa (utilizar papel marrón, de bolsa de papel o similar, ayuda a darle aspecto viejito). Se organiza una auténtica búsqueda del tesoro. Hay que hacer una fiel, aunque fantástica, recreación de la casa. Se esconden cosas en ella y se marca con una "X" en el mapa ("la X nunca marca el lugar"). Dependiendo de lo pequeños que sean los niños, el mapa debe ser más fiel o menos. Cuanto más pequeños, más detalles. El mío, con tres años, necesita que le dibuje el sofá y la tele en la isla de los salones de Calipso, para identificar el salón de casa. Si es más mayor, sólo con el nombre de la isla se dará cuenta. 
Yo he comprobado que es importante que haya premio si se encuentra el tesoro. Ya sea una moneda de chocolate, una canción pirata de victoria o una moneda de céntimo que guardará en su hucha, el premio de encontrar un tesoro debe ser tangible.
Es un juego tremendamente educativo, porque enseña y potencia un montón de cosas:
1.- Mejora la capacidad de abstracción del niño, que le permitirá en un futuro resolver complejos problemas.
2.- Mejora la habilidad espacial, identificando lugares, direcciones, plantas y alzados (según cómo quieras realizar el mapa), tan útil para jugar al GTA y no perderte, o indicar a su futura mujer cómo llegar a la calle del Cristo consultando un plano turístico.
3.- Si el mapa se realiza en equipo padre-hijo, potencia la creatividad, ejercita la realización de grafías (tan importante en Infantil).
4.- Cuando los niños son más mayorcitos, las indicaciones del mapa se pueden poner en otro idioma, lo que mejorará y ejercitará de forma divertida su vocabulario, y además será más fácil de fijar en su memoria, ya que asocia la palabra a algo que conoce bien.
¡En fin, es una actividad tan divertida como completa! Que lo paséis bien, yo-ho!


jueves, 20 de junio de 2013

Que vienen los piratas.

Algo que siempre me ha gustado son las historias de piratas. Desde que Willy el Tuerto me cautivó con su tesoro perdido en los muelles de Goon me han gustado estas cosas. Luego llegó Monkey Island, el juego de Rol Piratas!!®, La Isla de las Cabezas Cortadas, Jack Sparrow, un montón de juegos de PC... En fin, los que compartís mis frikismos seguro que sabéis de qué hablo. 
A Sandro le empezaron a gustar también estas cosillas, y lo fuimos potenciando. Todo empezó con un disfraz de pirata, generosamente donado a la causa por un compañero de trabajo (gracias, Germán), un gorro que le compramos y una espada de espuma. Sus Majestades los Reyes de Oriente le trajeron un catalejo, y en la radio del coche era (y sigue siendo) frecuente escuchar "La del pirata cojo" de Sabina, "Las aventuras del Capitán Achab" de La Frontera, "El marinero borracho" de Celtas Cortos y "La vida pirata" de la película de Peter Pan. Así, Sandro aprendió a hablar como un verdadero pirata (tanto es así que tuvimos que restringir el uso de la palabra "idiota") y llegaron las películas y los cuentos: con tres años ya ha visto todas las pelis de Piratas del Caribe y se sabe los diálogos y "latiguillos" más graciosos. Sabe quién es Jim Hawkins, Billy Bones y el largo John Silver. 
Hemos pasado tardes recortando espadas de cartón para luego pelearnos por la casa, imaginando que era un barco y lo estaban abordando. Hemos jugado a "cartografía pirata" (eso merece una entrada propia) y nos hemos divertido un montón.
Pero... ¿qué no le gustaba a Sandro? ¡¡Cenar!! Se aburre sobremanera cenando. Hemos probado de todo: métodos "Supernanny", métodos "te-amenazo-con-sopapazo-como-no-tragues-lo-que-tienes-en-la-boca", método hambruna (si no quieres cenar, pues para comer, y si no para merendar, y si no para cenar...), vamos, de todo.
Y se me ocurrió: "¿¡Y si junto los piratas con las cenas?!" La duda estaba en qué terminaría ganado, si su afición por los piratas o su odio por las cenas, así que probé... y ganaron los piratas. 
Huevos piratas del Capitán Kidd


Barco pirata atacado por el kraken de Davy Jones